Los bellos caminos no llevan lejos.
Este es el segundo de los tres romeros que me costaron un euro y algo cada uno, que he puesto en maceta de bonsái y se lo he regalado a un amigo por su cumpleaños, a ver si le da la fiebre del bonsái (esa que es muy difícil de curar y que se hace crónica, teniendo que aprender a convivir con ella).
Bromas a parte, la maceta no es la ideal ni la definitiva, esperando que en su día el sepa encontrarle la apropiada. Así mismo, no quedó plantado en el sitio apropiado dentro de la maceta, estando un poco hacia la derecha debido a la posición de las raíces. En futuros trasplantes se colocará en una posición mas
óptima.
Le deseo a mi amigo mucha suerte con la “enfermedad”.
las que nos invitan a la reflexión, como la de Wabi, Sabi y Cami o trabajos personales como la plantación de la Carissa en la kurama, o la del acebuche viajero (Marco Polo), 
Por último, y como reflexión, solo espero seguir teniendo argumentos que puedan llegar a ser interesantes para todos ustedes, así como que cada vez más gentes se enganchen a estas lecturas, que lo único que pretenden es enseñar lo que hago y se hace por esta tierra, así como difundir el noble arte del bonsái.
Para ello le he ampliado la copa con unos tensores que trabé con unos ganchos de alambre en los agujeros de drenaje y que tiraron de las ramas hacia a bajo durante unos meses.
Pasado este periodo la trasplanté y le cambié la maceta, usando una redonda, esmaltada, abierta hacia arriba y un poco más amplia.
El efecto visual es de mayor equilibrio (o por lo menos es la impresión que a mi me da).