Un copo de nieve nunca cae en
el lugar equivocado.
Esta es la segunda de las piedras que el amigo
Marcos me regaló. En esta ocasión pensé en hacerle una peana de madera y
colocarla como aparece en la primera fotografía, representando el perfil de un
animal.
Pero al contrario de la vez anterior, al final he decidido cambiarla de posición y aprovechar sus oquedades para plantarla.
Unos Monantes y un poco de musgo han hecho el milagro. Estos parecen que han vivido siempre en esa piedra.