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viernes, 15 de enero de 2010

Especies y estilos.



Quien cede el paso ensancha el camino.

En esta ocasión quiero hacer una reflexión sobre las consecuencias de la globalización que también ha llegado al mundo del bonsái. Una de estas consecuencias es la incorporación de nuevas especies susceptibles de ser trabajadas como bonsái y que no tienen nada que ver con las especies tradicionales. Plantas como la Scheflera o la Porulacaria se van haciendo un hueco en las colecciones, si bien esta ultima, y como ya he dicho en otras ocasiones, los puristas no la consideren como un autentico bonsái. Me gustaría desde aquí romper una lanza a favor de la aceptación como bonsái de todas esas especies que al fin y al cabo, lo único que van a conseguir es enriquecer aun mas este arte.




Portulacaria difícil de encuadrar en los estilos tradicionales.


Otra de las consecuencias es la aparición de nuevos estilos o mejor dicho, de estilos que no se pueden encuadrar dentro de los estilos tradicionales, pero que sin embargo existen en la naturaleza. Uno de los casos mas significativos es el de las raíces aéreas, que no existe como tal en la tradición japonesa, pero que se ha ido afianzando como estilo.



Scheflera con raíces aéreas.


La incorporación de especies tropicales ha tenido como resultado que aparezcan casos como este, o como el de los ficus, con esos troncos con regruesamientos a modo de contrafuertes que le dan un aspecto tan singular.

Ficus con los peculiares "contrafuertes " y raíces aéreas

de Rafa Afonso.



Dentro de los estilos quiero hacer mención especial a uno que ha abanderado Robert Steven y que consiste en un azotado por el viento, no modelado por este viento, sino como si le estuviese soplando en ese momento.





Robert Steven con su peculiar estilo.




Penjing del mismo estilo y autor anterior.


Cuando te enfrentes a esas nuevas especies o nuevos estilos, te podrán llegar a gustar más o menos, pero no los descalifiques solo por que no se ciñan a la tradición. Abre un poco la mente y aprende a apreciar la diferencia. Si la pintura no hubiese evolucionado, ni Dalí, ni Picasso hubiesen sido famosos. De hecho el bonsái tradicional japonés es una evolución del penjing chino y por eso no se ha acabado el mundo.



P.D.: Quiero usar este blog para mandar un mensaje solidario a todas las victimas de la terrible catástrofe producida por el terremoto acaecido en Puerto Príncipe (Haití).

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