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viernes, 11 de febrero de 2011

La edad de los bonsáis.

El dragón inmóvil en aguas profundas se convierte en presa de los cangrejos.


En las exposiciones de bonsái, los profanos te suelen preguntar por la edad de este o aquel árbol, a lo que yo les contesto que habría que cortar el tronco para averiguar su edad, contando los anillos de crecimiento. Aun recuerdo cuando en las exposiciones se le ponía la edad del bonsái junto a su nombre y el de su dueño. Esa práctica se ha desterrado hoy en día de cualquier exposición que se precie. Lo que sí he visto en algunas publicaciones es poner el tiempo que tiene de entrenamiento como bonsái, cosa que es más creíble que las edades que se les ponía antes, pues aquí entraba la picaresca, ya que en esa época, cuanto mas viejo mas caro, aunque no fuese estético. Particularmente, prefiero un bonsái sencillo y bien diseñado, que esos materiales grandes, toscos, que quieren simular vejez y que no tienen ningún sentido.



Viejo material de Ulmus parvifolia de aspecto demasiado tosco.



Material joven de Ulmus parvifolia de aspecto delicado.

Cuando hacemos bonsái, estamos representando un árbol de la naturaleza que ha sido modelado por los vientos, la nieve, el crecimiento del propio árbol, etc., por lo tanto, los años han tenido que pasar por el, con lo cual, lo que representamos es un árbol de una cierta edad. Es aquí donde entra la habilidad del artista, para que, partiendo de un material más o menos joven, llegue a plasmar ese paso del tiempo. Por lo tanto, aunque el material no sea de una cierta edad, debe parecerlo.

Precioso ejemplar de Celtis sinensis que transmite wabi-sabi.


Debemos intentar que nuestros bonsáis lleguen a transmitir el sentimiento de wabi- sabi. Si lo conseguimos, habremos logrado la categoría de maestro

1 comentario:

  1. Precioso el ejemplar de Celtis Sinensis, lo que daría por un bonsai de esa belleza.

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