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viernes, 18 de marzo de 2011

El Hijo Pródigo (y II).

La lluvia es solo un problema si no te quieres mojar.


Continuando con la entrada del viernes pasado sobre este olmo chino (Ulmus parvifolia), les pongo en esta ocasión como ha quedado tras el trasplante. He usado una maceta ovalada de color azul intenso de la que tenía mis dudas si me cabrían las raíces.



El olmo estaba plantado en una maceta plástica grande y no tenía ni idea de lo que me encontraría cuando lo sacase. Por fortuna para mi, estaba provisto de bastantes raíces finas. Solo tuve que eliminar algunas de las gruesas para que cupiese en la maceta y mejorar el nebari.


Al final ha quedado este pequeño chuhin de tronco inclinado de 27cm. de alto desde el borde de la maceta.

2 comentarios:

  1. Amigo Martín.....
    Sencillamente precioso este arbolin. Bien definidas las masas de verde y una inclinación que le hace muy elegante.

    Saludos.

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  2. Es verdad, es sencillo y elegante. Pero mas que eso, lo que verdaderamente me ilusiona es que, partiendo de un material tan sencillo como un trozo de raíz, he conseguido tener un bonsái de estas características. Seguro que nunca ganará en la Kokufu, pero lo he hecho partiendo desde cero, disfrutando todo su proceso. Para mi, eso es hacer bonsái.

    Un abrazo Yoyo.

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